Un poco de humor.
LA CURIOSIDAD MATA A LAS PERSONAS.
Una monja, en necesidad de usar un sanitario, entra en un bar.
El local es bullicioso, con mĂșsica alta y conversaciones de los parroquianos.
Sin embargo cuando los clientes vieron a la monja, el salĂłn quedĂł en un silencio congelante.
La monja se dirige al cantinero y pregunta:
- ÂżPodrĂa utilizar su baño?
El cantinero le responde:
- O.K. Pero deseo advertirle que allĂ hay una estatua de un hombre desnudo, cubierto solo con una hoja de parra, cuyo miembro viril parece muy real...
- Bueno, en ese caso miraré para otro lado - dice la monja.
Dicho eso, el cantinero le indica donde se encuentra el baño.
Después de algunos minutos, regresa la monja y recibe un muy caluroso aplauso de absolutamente todos los que estaban en el bar.
Ella dirigiéndose al cantinero le dice:
- No entiendo, ¿por qué me aplauden si solo fui al baño?
- Bueno, bueno... ÂĄEllos saben que ahora usted es una mĂĄs de los nuestros! ÂĄBienvenida sea! ÂżLe ofrezco un trago?
- ÂĄNo, Gracias!... Pero aun no logro comprender - dice perpleja.
Riéndose el cantinero responde:
- Hermana, cada vez que alguien levanta la hoja de parra, se apagan todas las luces... ÂĄVamos, tĂłmese el trago, se lo ha ganado!