Un Ateo en el Cielo: El Comienzo de una Aventura



Un ateo, fiel a sus convicciones, llega al cielo después de su muerte. Allí, es recibido por el mismísimo San Pedro, quien, con un tono solemne y mirada seria, le lee su "libro de la vida":

  • Lamentablemente, hijo mĂ­o, no puedes entrar al Reino de los Cielos. Desde joven te declaraste ateo y ni siquiera en tu lecho de muerte cambiaste de opiniĂłn. Tu destino estĂĄ en el infierno.

Resignado, el ateo desciende al abismo, preparado para lo peor.


El Infierno de Las Vegas: Una Sorpresa Inesperada

Para su sorpresa, el infierno no era como lo pintaban los sermones dominicales. En lugar de fuego y tortura, lo recibe una escena que podrĂ­a confundirse con Las Vegas:

  • Mujeres hermosas escoltan al reciĂ©n llegado.
  • SatanĂĄs, elegantemente vestido con traje blanco y una flor en el ojal, le da una calurosa bienvenida.
  • Al fondo, un paisaje de ensueño: montañas, un rĂ­o sereno, y un cĂ©sped que parece sacado de un paraĂ­so terrenal.

SatanĂĄs, con la energĂ­a de un anfitriĂłn de lujo, le ofrece todo lo que podrĂ­a desear, mientras le asegura que aquĂ­ no hay prohibiciones… siempre que nadie salga perjudicado.


Encuentros con Grandes Pensadores

Mientras recorre el lugar, el ateo se topa con figuras icĂłnicas:

  • Nietzsche y Voltaire disfrutan de una tranquila tarde de pesca junto al rĂ­o.
  • En un balcĂłn, Thomas Paine, Robert Ingersoll y Thomas Jefferson debaten animadamente, sosteniendo un libro de Richard Dawkins.

Confundido, el ateo pregunta:

  • ¿Esos eran…?
  • ¡SĂ­! Giordano Bruno, Marx, e incluso Einstein estĂĄn aquĂ­. No te preocupes, los conocerĂĄs durante la partida de cartas del jueves, despuĂ©s del partido de fĂștbol.



Un Giro Sobrenatural: El Infierno Tradicional Aparece

De repente, el cielo se oscurece con rayos y truenos, y el paisaje paradisĂ­aco se transforma en una fosa abisal, de la cual emanan llamas y un fuerte olor a azufre.

En medio del caos, un hombre en llamas cae desde el cielo directamente a la fosa. Todo vuelve a la calma tan pronto como desaparece en el abismo.

El ateo, perplejo, no puede evitar preguntar:

  • ¿QuĂ© fue eso?

SatanĂĄs responde con indiferencia:

  • Oh, era un catĂłlico. Ellos prefieren el infierno de esa manera.



Moraleja con un Toque de Café

Este cuento no solo arranca una sonrisa con su humor irónico, sino que también invita a reflexionar sobre cómo las creencias individuales pueden moldear nuestra percepción de lo que nos espera mås allå.

Nota final: Recuerda que es solo un cuento, uno para compartir con un buen cafĂ© y una sonrisa. ¿QuiĂ©n dijo que la vida (y la muerte) no podĂ­an tener un poco de humor?