La ira que destruye: La lección de la serpiente y el hacha sobre el peligro de la venganza

La ira que destruye: La lección de la serpiente y el hacha sobre el peligro de la venganza


 Una serpiente venenosa chocó con un hacha y se hizo una leve herida. Furiosa por esto, decidió vengarse, pero…


¿Qué daño puede causarle una serpiente a un hacha?


Exacto, ninguno. La pobre serpiente resultó herida y comenzó a sangrar por la boca. Estaba llena de odio, sentía dolor, pero su sed de venganza era más grande. Quería acabar con su enemigo a toda costa, intentó morderla una vez más, tratando de inyectar todo su veneno, pero sintió un dolor insoportable. Sin embargo, no se rindió, envolvió al hacha para asfixiarla, pero a medida que apretaba con más fuerza, más débil y adolorida se sentía.


A pesar de ello, la ira le daba fuerzas para seguir, y en un arrebato, apretó con todas sus fuerzas.


Al día siguiente, cuando el carpintero llegó y abrió la puerta de su taller, encontró a una serpiente sin vida, enredada alrededor de su hacha.


Así pasa en la vida, queridos amigos: la ira y el deseo de venganza pueden llevarnos a destruirnos a nosotros mismos. Hay una frase de Buda que dice: "La ira es como un veneno que nosotros mismos tomamos, esperando que el otro muera."


Un ataque de ira es como un incendio. ¿Y qué haces cuando estás en uno? Te vas, ¿cierto? Porque es lo más inteligente. Por eso cuando estés enojado y sientas que la ira te consume como un incendio voraz, sal a caminar. Sube y baja las escaleras cuatro veces o más, y verás cómo la serenidad regresa a ti.


Esto no es broma, en un ataque de ira se duplica la posibilidad de sufrir un infarto. La ira es terrible; hay miles de personas en la cárcel porque acabaron con su prójimo en un ataque de ira, y mientras lees esto, ellos están en una prisión pagando su condena o pagando su ira. No seas como la serpiente de la historia, no permitas que la ira te gane.


Apaga el incendio, aléjate del odio y busca la tranquilidad de tu alma y de tu corazón.